En el corazón del barrio valenciano de Ruzafa, en el número 47 de la calle homónima, nació en 1871 la Imprenta y Litografía Ortega, una empresa familiar que, con el tiempo, se convirtió en un referente nacional en el mundo de las artes gráficas.
Fundada por Ramón Ortega Fort, la Imprenta Ortega destacó en el ámbito de la litografía, la producción de billetaje y, en especial, en la cartelería taurina y festiva, en la que se convirtió en la empresa líder en España.
Tras el fallecimiento de Ramón Ortega Fort, su hijo José Ortega Paredes tomó las riendas del negocio y lo llevó a lo más alto, convirtiéndolo en una de las empresas más importantes del sector en España. Durante los años 20 y 40 del siglo XX, la Imprenta Ortega vivió su momento de mayor esplendor, gracias al concurso de grandes maestros de la pintura de ambiente taurino como Carlos Ruano Llopis, Juan Reus o José Cros Estrems.
A la muerte de José Ortega Paredes en 1926, su hija María Ortega tomó el relevo, dirigiendo la empresa junto a su esposo Salvador Nebot Andrés, y manteniendo la importancia de la industria y la rehaciéndola tras el periodo convulso de la Guerra Civil, en que fue incautada por la UGT y la CNT, momento en que se imprimieron allí algunos de los más famosos carteles de ese periodo bélico.
A pesar de los altibajos y los cambios en la dirección de la empresa, la Imprenta Ortega siempre destacó por la calidad de su maquinaria. Su parque principal estaba compuesto por una rotativa Frankhental, dos rotativas Goebels y tipográficas Heidelberg y Boston. La empresa también se adaptó a los nuevos tiempos y, en 1996, se trasladó a la calle de Los Leones, 28, donde incorporaron nueva maquinaria de flexografía y de huecograbado, ante las nuevas exigencias técnicas de los billetes de autobuses y metro.
A pesar de estos esfuerzos, la empresa no pudo hacer frente a la competencia insalvable de impresores asiáticos en los concursos internacionales, lo que provocó su cese de actividad en 2008. Así, la Imprenta y Litografía Ortega dejó un legado de 137 años de prestigiosa presencia en las artes gráficas de nuestro país.
Hoy en día, la antigua sede de la Imprenta Ortega, en la calle de Ruzafa, es un local comercial, pero su legado sigue vivo en los carteles taurinos y festivos que perviven en muchos rincones de nuestro país. Gracias a Enrique Fink Hurtado, podemos recordar la historia de una empresa que marcó un antes y un después en el mundo de las artes gráficas valencianas y españolas.