La Santa Faz de Alicante es una venerada reliquia católica que se encuentra en el Monasterio de la Santa Faz en Alicante, España. La reliquia consiste en un lienzo de lino con manchas de sangre que representan la cara de Jesucristo. Según la tradición católica, es una de las tres imágenes de la cara de Cristo reconocidas por la Santa Sede. Cada año, la reliquia atrae a más de 260,000 peregrinos en la romería de Santa Faz, un evento religioso en el que los fieles caminan en procesión hasta el monasterio para rendir homenaje al lienzo sagrado.
La historia de la Santa Faz de Alicante se remonta al siglo XV, cuando el cura Mosén Pedro Mena recibió el lienzo como regalo durante un viaje a Roma. A su regreso, llevó el lienzo a su parroquia en San Juan de Alicante y lo depositó en un arcón. Se dice que, a pesar de colocarlo en el fondo del arcón, el lienzo siempre reaparecía en la parte superior. En 1489, Mosén Pedro Mena decidió sacar el lienzo en rogativa para pedir lluvia. Durante este evento, se atribuye el primer milagro a la Santa Faz, y desde entonces, la reliquia ha sido objeto de gran devoción y reverencia.
A lo largo de la historia, el lienzo original ha sido reducido en tamaño debido a que personas influyentes cortaban trozos para conservarlos como reliquias personales. Para proteger el lienzo restante, se colocó en un relicario con una imagen de la Santa Faz en un lado y una imagen de la Virgen María en el otro.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), la Santa Faz estuvo en peligro de ser destruida por milicianos republicanos que asaltaron el Monasterio y la Iglesia de la Santa Faz. Sin embargo, la reliquia fue salvada por Vicente Rocamora Onteniente y Antonio Ramos Alberola, quienes arriesgaron sus vidas para rescatarla y esconderla en un capazo de la compra. Posteriormente, la reliquia fue trasladada a la Diputación Provincial, donde se almacenó en una caja fuerte para mantenerla a salvo durante el conflicto.
Tras la Guerra Civil, el Monasterio fue restaurado y se construyó un nuevo altar, diseñado por el arquitecto Juan Vidal Ramos y financiado por las donaciones de Manuel Prytz. Desde entonces, la Santa Faz de Alicante ha continuado atrayendo a miles de devotos cada año durante la romería de Santa Faz, que se celebra en honor a la reliquia y su historia milagrosa.
El origen de la Santa Faz de Alicante se remonta a cuando el cura Mosén Pedro Mena la recibió como regalo durante un viaje a Roma. A su regreso, llevó el lienzo a su parroquia en San Juan de Alicante. La tradición de la romería de la Santa Faz comenzó en 1489 cuando, en respuesta a una sequía severa, se organizó una procesión rogativa para llevar el lienzo de la Santa Faz desde el pueblo de San Juan hasta el santuario de Nuestra Señora de los Ángeles y pedir lluvia. Durante esta procesión, ocurrió el «Milagro de la Lágrima», en el que se dice que una lágrima brotó del ojo derecho de la Santa Faz. Desde entonces, la devoción a la reliquia ha crecido y se ha mantenido a lo largo de los años.
La Santa Faz ha sobrevivido a numerosas epidemias y pandemias a lo largo de la historia. En 1648, durante una epidemia de peste en Alicante, una procesión llevó la Santa Faz junto a la imagen de la Patrona Virgen del Remedio por las calles de la ciudad, y la epidemia desapareció a medida que avanzaba la procesión. En septiembre de 1804, durante una epidemia de fiebre amarilla, la Santa Faz fue llevada a Alicante, y se dice que la epidemia cesó. En agosto de 1854, cuando Alicante fue afectada por el cólera, la Santa Faz fue trasladada a la ciudad y, nuevamente, la epidemia se mitigó y desapareció.
Durante la Guerra Civil Española, la Santa Faz estuvo en peligro de ser destruida cuando milicianos republicanos asaltaron el Monasterio y la Iglesia de la Santa Faz. Sin embargo, la reliquia fue salvada por Antonio Ramos Alberola y Vicente Rocamora Onteniente, quienes arriesgaron sus vidas para rescatarla y esconderla en un capazo de la compra. Posteriormente, la reliquia fue trasladada a la Diputación Provincial, donde se almacenó en una caja fuerte para mantenerla a salvo durante el conflicto.
A lo largo de los años, la Santa Faz ha sido objeto de gran devoción y reverencia en Alicante, y se la considera una fuente de protección y ayuda durante tiempos difíciles, como las epidemias y las pandemias.