“Amigos, ¿Qué le pasa al desierto
que se ha vestido de perfume?
¿Qué tienen las cabezas de los jinetes
que caen desfallecidos como ebrios?
¿Se ha deshecho en trozos el almizcle,
en el camino reposado del céfiro,
o alguno ha pronunciado el nombre de Valencia?
Amigos, deteneos junto a mi
Pues hablar de ella trae el frescor”
Desde Bagdahd a Katmandú muchos niños aprenden estos versos en su infancia. Antes de ser azotadas por los áridos vientos del integrismo, estas poesías formaban parte de las antologías árabes.
Para los árabes antiguos el poeta estaba dotado de conocimientos sobrenaturales, recibía su inspiración del mundo invisible y era una especie de mago aliado con los genios o los demonios. Por eso gozaba de una posición influyente; era el oráculo de la tribu, su guía en la paz y su campeón en la guerra. Una de las funciones principales del poeta era preservar la memoria colectiva del pasado, dando un elemento de continuidad y de valor a las realidades, fugitivas e insustanciales del presente.
Abu-Abd-Al·lah Muhàmnmad ibn Ghàlib ar-Russafí al-Balansí, más conocido como al-Rusifi (el de Ruzafa), es uno de los autores más prestigiosos del mundo árabe.
Su vida no fue fácil. A muy temprana edad, tuvo que huir de su querida ciudad natal. Esto dejo en toda su obra un poso de añoranza y melancolía, que riega toda su obra.
Entre sus creaciones más aclamadas esta la Elegía Valenciana.
Fueron tiempo convulsos y violentos, los que le toco vivir. Su familia se traslado a Málaga en donde ejercieron como sastres. En 1160, al-Russafí forma parte de la delegación de poetas que reciben en Gibraltar al califa almohade Ábd al-MuŽmin .El panegírico que dedica el califa es muy celebrado. Los nuevos dominadores de Al-Andalus son partidarios de una fe más estricta. Parecía que estos nuevos amos traerían estabilidad a su mundo pero no fue así. No tardarían en ejecutar a los poetas que no seguían su rigorismo.
El genio valenciano de las letras, decidió vivir de su trabajo como sastre. Se negó a ejercer como poeta, al servicio de ningún poderoso señor. Esta parece la causa de que cambiase su residencia de Málaga a Granada durante algunos años.
Nunca se casaría y moriría en Málaga en 1177.. Los niños de Kabul y Tiro recitan aún sus versos.
La noria del destino continúa su paseo milenario
Gime con tal tristeza
que cautiva a las almas.
Al verla entre los arriates
la tierra seca dice: no me toques.
Las flores sonríen cuando llora
con lágrimas que ignoran las desgracias,
y de sus párpados sale una espada
cuya vaina es también su empuñadura.