La historia de Valencia se remonta al año 138 a.C., cuando el cónsul de Hispania Décimo Junio Bruto concedió tierras a los soldados que lucharon en las campañas Lusitanas. Así nació ‘Valentia Edetanorum’, una aldea en la costa del Levante ubicada en la vía Augusta, que conectaba Cádiz con el norte de la península a través del Mediterráneo. A lo largo de los siglos, la ciudad fue destruida y reconstruida varias veces hasta la decadencia del Imperio Romano.
Entre los siglos V y VIII, la península ibérica fue escenario de conquistas y guerras entre los pueblos bárbaros, suevos, alanos, vándalos y, posteriormente, los visigodos, quienes dominaron ‘Valentia’ hasta el siglo VIII. En el año 711, con la derrota del rey Rodrigo en el río Guadalete, los musulmanes avanzaron en la península y sitiaron Valencia, que finalmente fue entregada por el gobernador Agrescio. La ciudad se convirtió en el reino ‘Taifa de Balansiya’.
El Cid Campeador tomó Valencia en 1094, titulándose príncipe de la ciudad hasta su muerte en 1099. En 1101, el rey Alfonso VI de Castilla ordenó la evacuación de la ciudad, que volvió a manos de los almorávides, restaurándose el culto musulmán.
La conquista de Valencia por Jaime I de Aragón se llevó a cabo entre 1232 y 1245. Tras consolidar su trono y conquistar Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, Jaime I inició una serie de conquistas en el Levante, tomando enclaves estratégicos como Morella, Peñíscola y Burriana. Esta táctica llevó a que muchas ciudades se rindieran sin luchar debido a la falta de alimentos.
Tras cercar Valencia, el rey de Túnez envió refuerzos navales, pero Jaime I estableció un campamento entre las naves y las tropas de la ciudad, impidiendo su desembarco y provocando la retirada de los barcos. Finalmente, el rey Çaén rindió la ciudad debido a la escasez de alimentos y la pérdida de la torre Portal de la Boatella. Los territorios continuaron siendo conquistados hasta 1245, alcanzando ciudades como Alicante, Dénia, Cullera o Elche.
En 1261, se juraron los Fueros de Valencia, convirtiendo a la ciudad en un reino diferenciado frente a la Corona de Aragón. El 9 de octubre de 1338, se conmemoró por primera vez la entrada triunfal de Jaime I en Valencia, celebración que continúa hasta la actualidad, excepto por unos pocos años.
En 1707, tras la batalla de Almansa (Guerra de Sucesión), Felipe V derogó los Fueros de Valencia, y la región pasó a ser una provincia del Reino de España. En 1812, Valencia cayó en manos del ejército de Napoleón durante la guerra de independencia española, y aún se conservan los cañonazos de su ejército en las Torres de Quart. En 1814, Fernando VII inició su reinado y Valencia pasó a formar parte de él.
Las comarcas de Villena y Requena-Utiel, que pertenecieron a la Corona de Castilla durante el Antiguo Régimen, se integraron en las provincias de Alicante y Valencia. Durante la Guerra Civil española (1936-1939), Valencia se convirtió en la capital de la España republicana y fue bombardeada por la marina italiana fascista en coalición con las tropas franquistas. En 1982, tras la muerte de Franco, el Antiguo Reino de Valencia se constituyó en la actual Comunidad Valenciana.
El monumento al rey Jaime I fue encargado en 1882 a los hermanos Agapito y Venancio Vallmitjana de Barcelona. La escultura fue tallada en madera por Agapito y aprobada por la comisión encargada en 1886. La fundición de la escultura se realizó en los talleres La Maquinista Valenciana con un presupuesto de 30.000 pesetas. En 1878 se construyó únicamente el pedestal, y por falta de recursos económicos, no fue hasta 1891 cuando se instaló también la escultura ecuestre.
La bandera de la Comunidad Valenciana, la Senyera, ha pasado por diferentes representaciones a lo largo de la historia. El primer estandarte fue con los colores de la Corona de Aragón tras la conquista de Jaime I. Más tarde, Pedro el Ceremonioso concedió a Valencia el derecho a utilizar la corona real en reconocimiento a la resistencia opuesta por la ciudad durante la guerra de los dos Pedros.
A partir de finales del siglo XIX y principios del XX, se empezó a utilizar la Senyera coronada, con el murciélago en lo alto y con dos ‘L’ que representan la lealtad a la Corona de Aragón. En 1979, tras el fin del franquismo, se adoptó la Senyera cuatribarrada, sin corona y con el emblema de la Generalitat en el centro como bandera oficial del ente preautonómico. En 1981, se propuso la bandera con el emblema de la Generalitat sobre la franja azul, pero finalmente se adoptó la Senyera coronada, que es la bandera que se mantiene en la actualidad.