Una de las imágenes que más llama la atención del visitante de la Catedral de Valencia es la visión de la reliquia del brazo izquierdo de San Vicente se venera desde el 16 de octubre de 1970 en la Capilla de la Resurrección junto a un texto donde se explica su viaje. Esta reliquia, que es sacada en la Procesión del santo cada 22 de Enero, fue llevada en aquella fecha desde Italia, donde se encontraba desde la muerte allí en el año 1104 del obispo de Valencia Teudovildo, sucesor de D. Jerónimo, cuando este marchaba de peregrinación a Tierra Santa.
El brazo izquierdoincorrupto del patrón,San Vicente Mártir, llegó aValenciael 16 de octubre, en la fragata Sarmiento de Gamboa. La reliquia fue llevada con solemnidad en cortejo oficial a la Catedral. El donante es el italiano Pietro Zampieri, nombrado Hijo Adoptivo deValencia.
El prelado llevó consigo el brazo del protomártir para que le protegiera contra las adversidades del camino por cuanto el Concilio de Clermont, presidido por Urbano II en el año 1095, potenció las peregrinaciones y cruzadas a los santos lugares. Sintiéndose morir, Teudovildo depositó la reliquia mediante la entrega al arzobispo Elías en la Basílica de San Nicolás de la ciudad italiana de Bari, entonces en construcción, puerto del Adriático y lugar donde fue enterrado. La certeza de esta historia la asevera la narración de Juan, arcediano de Bari y testigo ocular de lo acaecido.
1966, fue el momento en el que el doctor Zampieri viajó a Valencia para ofrecer al Cabildo Metropolitano y al entonces arzobispo, Mons. Olaechea, la reliquia del santo.
En ese momento la diócesis se encontraba en sede vacante puesto que don Marcelino, había cumplido 75 años y había presentado su renuncia, aceptada por el papa Pablo VI el 19 de noviembre de 1966. Puesto que el donante aportaba, además, poca documentación, el asunto quedó postergado durante un periodo de tiempo.
Posteriormente, “el Dr. Zampieri insistió en su ofrecimiento, esta vez ante el Vicario Capitular D. Rafael González Moralejo, sin que se lograra una aceptación por parte del Palacio Arzobispal, dado que no se disponía de las acreditaciones técnicas suficientes como para dar total fiabilidad a una reliquia que Valencia desconocía hasta ese momento y, consiguientemente, para hacer un reconocimiento canónico de su existencia, asunto de evidente trascendencia y honda responsabilidad para la Iglesia valentina del momento”, explica el vicedecano de la Real Academia de Cultura Valenciana, José F. Ballester Olmos.
Sin embargo, el Dr. Zampieri no quiso volver a Italia sin consolidar su oferta y se dirigió al ayuntamiento, donde fue recibido por el alcalde Rincón de Arellano y Juan Bautista Martí Belda, en aquel momento Lloctinent General del Capítulo de Caballeros Jurados de San Vicente Ferrer.
A don Pietro se le pidió, entonces, que fundamentara documental y técnicamente la autenticidad de la reliquia, criterio que compartió con el sacerdote Vicente Castell Maiques, a quien el Arzobispado delegó para el seguimiento del asunto.
En 1968, distintos exámenes de la reliquia realizados en el Instituto de Cirugía Plástica de la Universidad de Padua arrojaron resultados “positivos y concordes entre sí y con el relato de la pasión y martirio del santo, escrita en el mismo siglo de su muerte”, según informó entonces el Arzobispado a través de su boletín oficial. En la investigación intervino un grupo de forenses, catedráticos de universidades italianas, médicos, sacerdotes y diversos expertos. Los estudios del brazo confirmaron, entre otros extremos, que “carece de dedo pulgar y que la piel que recubre el brazo aparece de color marrón oscuro, por probable carbonización”.
Llegada a Valencia del brazo izquierdo de San Vicente Mártir
En octubre de 1970, un buque llevaba hasta Padua al Lloctinent General y a los Caballeros Jurados Vicente Castell, Luis Sanchis, Vicente Marín y otros. En Padua fueron recibidos por el Dr. Zampieri y se realizó el acto de entrega del brazo del mártir. “Desde Barcelona hasta el Puerto de Sagunto la reliquia viajó portada por el canónigo y Caballero capitular Vicente Castell en el coche del Caballero Jurado Ramón Sebastiá, pero al llegar al puerto saguntino fue criterio del Dr. Castell y del Sr. Sebastiá que en beneficio de la seguridad de la reliquia era más conveniente llevarla a Valencia, donde pasó la noche celosamente guardada y vigilada en el domicilio de don Ramón Sebastiá”, comenta Ballester Olmos. El 17 de octubre, ambos, acompañados por el también miembro del Capítulo General Luis Gascó, se trasladaron al Puerto de Sagunto, donde Ramón Sebastiá subió la reliquia a la fragata española ‘Sarmiento de Gamboa’ y fue colocada en una cámara del buque, donde fue custodiada y venerada por el Lloctinent General Martí Belda, los Caballeros Jurados, autoridades presentes y toda la dotación del buque, que antes de zarpar desfiló ante la urna que contenía el brazo de san Vicente.
La reliquia del mártir fue recibida oficialmente en la Catedral de Valencia, donde tuvo lugar un acto de acción de gracias por el retorno de la reliquia. Entre los actos organizados con motivo de la recepción de la reliquia, Zampieri recibió como agradecimiento, el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad de Valencia.
El 18 de octubre de 1970, el arzobispo García Lahiguera presidió una misa concelebrada en la Seo tras la cual el brazo fue llevado a la capilla-cárcel de san Vicente y a la Basílica de los Desamparados, antes de quedar definitivamente instalado en una urna de cristal, obra del artista veneciano Giancarlo Fecchio, en la capilla que el patrón de Valencia tiene dedicada en la Catedral.
Entre otras conclusiones, la confirmación de esta historia nos llevaría a asegurar que parte del cuerpo del santo permaneció en Valencia al menos hasta la fecha de la partida del brazo hacia Bari y eso descartaría otras teorías respecto a dónde pudo ir completo tras la conquista musulmana de Valencia. A principios del siglo XIX, el brazo pasó al convento de San Domenico del Castello, en Venecia. Finalmente, en 1948, la reliquia llegó a manos de Pietro Zampieri, quién la depositó en la iglesia de la Sagrada Familia de Padua. El era natural de Vigonovo (Venecia) y era un profundo amante de nuestra tierra por lo que, tras investigar su origen a petición de personalidades valencianas como el padre Castell, ofreció años después el traslado de la reliquia vicentina al entonces arzobispo de Valencia, monseñor Marcelino Olaechea, cosa que se materializó por vía marítima a bordo de la fragata Sarmiento de Gamboa. Asimismo también donó el artístico relicario de fina orfebrería que lo contiene y expone, realizado por el artista veneciano Giancarlo Fecchio y que se halla bajo un hermoso friso.
Dicho esto y, para asegurar la autenticidad de la reliquia, «pareció prudente condicionar su aceptación definitiva al estudio de su autenticidad histórica, canónica, antropológica y médicolegal», según informó entonces el Arzobispado a través de su Boletín Oficial. En 1968, distintos exámenes de la reliquia realizados en el Instituto de Cirugía Plástica de la Universidad de Padua arrojaron resultados «positivos y concordes entre sí y con el relato de la pasión y martirio del Santo, escrita en el mismo siglo de su muerte». En la investigación intervino un grupo de forenses, catedráticos de universidades italianas, médicos, sacerdotes y diversos expertos. Los estudios del brazo confirmaron, entre otros extremos, que pertenece a un varón de 1,72 m. de altura aproximada, de 25 a 30 años, que no ejerció trabajos manuales pesados y que sufrió quemaduras en los 10 días anteriores a su muerte. Esto se recogió en el libro «La mano del santo» de G. Dogo. Otra prueba relacionada es la aparición de una inscripción incompleta en la lápida del obispo Teudovildo cuando se consolidó la estructura de la cripta de la Basílica de San Nicolás de Bari, lo que prueba que aquél estuvo allí.