Llíria, una pequeña localidad en la provincia de Valencia, España, es conocida por su fuerte devoción a San Vicente Ferrer, un santo dominico del siglo XV. La historia cuenta que en 1410, los habitantes de Llíria pidieron la intercesión de San Vicente para paliar una fuerte sequía que azotaba la región. El santo llegó a Llíria, predicó y organizó un ayuno colectivo de tres días para implorar la misericordia divina.
El 30 de agosto de 1410, después del ayuno, San Vicente y los vecinos de Llíria salieron en procesión hacia un manantial seco conocido como «Las Fuentes», a 2,5 kilómetros de distancia. San Vicente bendijo el agua que brotaba y pronunció las palabras: «Crecerá o menguará, pero para beber nunca faltará». Desde entonces, el agua no ha dejado de brotar en el manantial, y la devoción a San Vicente Ferrer en Llíria ha crecido cada vez más.
Hoy en día, la ermita de San Vicente Ferrer en Llíria es un lugar de peregrinación y celebración. La Cofradía de San Vicente Ferrer de Llíria, fundada en 1761, se encarga de la conservación de la ermita y la organización de los actos en honor al copatrón en colaboración con el Ayuntamiento. Durante el Año Jubilar Vicentino, se programan eventos religiosos, culturales y lúdicos, como conciertos y conferencias, en honor a San Vicente Ferrer.
El milagro del manantial de Llíria es un testimonio de la fe y la devoción de sus habitantes, y sigue vivo en la memoria y la tradición de la comunidad seis siglos después.